El año 2000 publiqué un pequeño libro titulado "Indios o Chapetones. Reflexiones sobre la educación desde Ayacucho", éste tiene un artículo titulado "Aunque sea seré profesor". Lo publico aquí para que sirva de reflexión al lector. Ahora en el 2007, la situación nacional nos exige que prioricemos la educación como medio para desarrollar las capacidades del hombre peruano, de tal manera que sea capaz de competir a nivel internacional. Con el TLC aprobado necesitamos más que nunca de la educación, con la globalización necesitamos el conocimiento y la ciencia. Con la corrupción imperante necesitamos hombres con ética y moral para que el Perú se deslice con facilidad hacia el desarrollo y el progreso.
¿Cuál es tu nombre alumno? ....
Te gusta estudiar..... Sí... dijo tímidamente.
¿Cuántos años tienes?... Le volví a preguntar.
¡18 años, profesor!... respondió.
¿En qué año estás?.... En quinto...
¿Has pensado qué profesión vas a seguir terminando el colegio?...
Todavía señor..... me dijo.... ¿Todavía?... insistí.
Sí señor.... algo estudiaré.... no se... auque sea seré profesor... me respondió.
Este breve diálogo lo realicé con un alumno de quinto año de educación secundaria en el Colegio San Esteban de Apongo (Provincia de Fajardo, Región Ayacucho), el día martes 02 de mayo del año 2000, después que se realizó el Primer Encuentro de Hijos de Apongo para la Integración y el Desarrollo en el siglo XXI, y, después de la Fiesta Tradicional del Yaku Pusaq.
El señor Luis Alca, miembro de mi delegación, el señor Guillermo Huyhua Flores, y el señor Herminio Clares, Presidente de la Comunidad Campesina, nos acercamos muy temprano al colegio secundario donde nos recibió muy amablemente el Director interino(**), en su despacho conversamos sobre las necesidades del centro educativo entre otros temas. Luego de la charla amena, visitamos las aulas y conversamos con los estudiantes. Es allí donde se entabló el diálogo que describo arriba, me llamó mucho la atención y me planteó ciertas reflexiones.
En el aula habían sido reunidos todos los estudiantes del Colegio, desde primero hasta quinto año de secundaria. Entre todos no pasaban de 25 alumnos. Conversé con todos ellos... eran tímidos y tiernos al contestar.
Entre todos los alumnos de cuarto y quinto solo uno tenía la seguridad para estudiar una carrera técnica, la mayoría no sabía, entre ellos el que me contestó que cualquier cosa seguiría... auque sea de profesor.
Esta respuesta me conmovió y me pregunté... ¿es que acoso los alumnos en Apongo no tienen grandes metas y aspiraciones?, ¿será tanta la pobreza económica que aparece en sus vidas tempranas el espíritu de la resignación y el conformismo? ... pero, no es sólo eso, lo preocupante es que tienen una imagen muy pobre de la carrera de educación, tan pobre que sólo lo escogen por descarte o como una última instancia... ¡Aunque sea... seré profesor!
En la mente de los niños la educación está casi en último lugar dentro de las pocas opciones laborales que ofrece su mundo: la agricultura, el comercio, una carrera técnica, trabajar en cualquier cosa, etc.
Y los padres... piensan lo mismo. Una de las conclusiones más importantes sobre los problemas educativos en Apongo realizado en el Taller de Educación realizado durante el Primer Encuentro es que: los padres de familia no muestran ningún interés por la educación de sus hijos. Lo que se traduce en la no asistencia a la reuniones de padres de familia, en el abandono moral del estudiante, que muchas veces se encuentran en peligro de acoso sexual o de la delincuencia... Aunque sea... seré profesor.
Y los profesores... muchas veces hacen que ese pensamiento negativo se asiente en las mentes de la comunidad, de los niños y adolescentes. La conducta del profesor, siempre será observada por la comunidad en pleno, por eso cualquiera sea su conducta tendrá un correlato en los jóvenes. Basta que un profesor muestre malos ejemplos, manchará la imagen de todos los maestros.
Si un profesor acosa sexualmente a sus alumnas, comparte bebidas alcohólicas con sus alumnos, se presenta en estado etílico al aula, entre otras inconductas... ¿será respetado por sus alumnos?... es obvio que NO, con él no será respetado la profesión y considerarán a la educación como algo que no tiene importancia en la vida del hombre... Por eso el dicho: ¡aunque sea seré profesor! (Y, además, dicen: "Si no logro otra cosa que me mantenga, aunque sea seré profesor, por que gana un sueldo fijo cada mes").
Por que, para el alumno, el profesor trabaje o no trabaje, se emborrache o no, acose o no sexualmente a las alumnas, muchas veces con la condescendencia de los padres despreocupados, y, las autoridades que no supervisan... a pesar de todo... siempre ganará un sueldo y allí está el único atractivo de la carrera para estudiantes que no son conscientes de la tremenda importancia de la educación en una sociedad.
El muchacho que ve todo esto, fácilmente llegará a la conclusión que cualquiera puede ser profesor, que se gana sueldo seguro sin hacer mucho, sin estudiar, sin trabajar demasiado, sin enseñar, sin ser ejemplo moral de la comunidad como debería ser. Y para ser profesor, no hay que ingresar necesariamente a una universidad, empezando que muchas veces no se necesita un título universitario o un título pedagógico que puede conseguirlo en cualquier instituto pedagógico no muy exigente, lo que el mercado ofrece.
Y nos preguntamos... ¿no es acaso cierto que un hombre sin educación, sin conocimientos, sin capacidades ni habilidades, no será capaz de contribuir con su desarrollo personal, familiar y comunal?
Sin hombres educados, los campos tendrán una pobre y mala producción. El ganado no mejorará. No podrán elaborarse poryectos para su propio desarrollo.
¿No es cierto acaso que hombre sin educación pasarán la vida en peleas sin razón, en vez de contribuir juntos para el desarrollo de la comunidad?
Y, justa y precisamente, lo que necesitan nuestros pueblos son hombres educados y respetuosos, hombres trabajadores y con conductas morales intachables, hombres creativos e innovadores... sino, quiénes escribirán los libros de historia de sus pueblos, de la flora y la fauna, de los recursos naturales; quiénes describirán la geografía del pueblo, quiénes filosofarán, quiénes sistematizarán mediante libros, videos y fotografías las costumbres, bailes, fiestas de nuestros pueblos. Quiénes guiarán por las sendas del desarrollo a sus pueblos, quiénes cuidarán la salud, quiénes cuidarán la moral, la mente de los niños, jóvenes y adultos. Quiénes que no tengan ciencia, conocimiento y moral serán los que plantearán alternativas de solución para los problemas que se presenten. Quiénes sino son los hombres educados, los que cultivan su cuerpo y su intelecto los que necesitan los pueblos y la nación.
La historia nos enseña que el Estado casi nunca ha implementado obras en los pueblos si es que sus hijos profesionales no han realizado proyectos de desarrollo y le han hecho un seguimiento a los expedientes. Aunque todavía siga necesitándose hombres luchadores, hoy se necesita educación y ciencia para el éxito de cualquier gestión, para que cada persona tenga capacidad para crear, desarrollarse e innovarse. Agreguemos a la educación, la lucha y el trabajo mancomunado y tendremos la clave del éxito y el desarrollo.
¿Quiénes elaborarán e implementarán los planes de desarrollo si es que no son los hombres educados? Aquellos que no sólo tienen el conocimiento sino también la moral suficiente para hacerlo. Ya es hora que prioricemos la educación en nuestras comunidades, en nuestros pueblos, para que tengamos autoridades instruidas y capaces, no para llenarse los bolsillos haciendo poco o nada por el desarrollo de sus pueblos, sino capaces para conducirlos hacia el desarrollo.
No puede haber resignación e indiferencia... es hora que cualquier ciudadano, y todo profesional, tome conciencia que en el centro de los planes de desarrollo de los pueblos y de la provincia de Víctor Fajardo debe estar el hombre, su educación y su salud, sobre esa base conquistaremos todo lo demás.
Empecemos por dignificar a la educación y al maestro, al mismo tiempo, es hora que el propio maestro debe dignificarse a sí mismo. Es hora de dignificar y atender a los niños y convertir a los distritos, a las comunidades campesinas en verdaderas comunidades educativas, al interior de las cuales la práctica del trabajo en el agro, la ganadería, la industria, la informática, el folklore, etc. sea un verdadero proceso educativo para formar mejores hombres y mejores peruanos que enrumben al Perú por las grandes alamedas de desarrollo, progreso y bienestar.
Así, ya no escucharemos el resignado: "aunque sea seré profesor", sino un orgulloso "yo seré un maestro, cualquiera que sea mi profesión". Todo depende de nosotros...
(*) HUYHUA, Guillermo. 2000. Indios o Chapetones. Reflexiones sobre la educación desde Ayacucho. Lima. Corp. Educ. Celemin.
(**) Prof. René Mamani.
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