Queremos felicitar públicamente a los docentes que ocuparon los 10 primeros puestos de la Evaluación Censal, gracias a ello ahora conforman el Consejo Consultivo de Educación. Bien por ellos. La recomendación que les hacemos es que no caigan en la soberbia y sean interlocutores sencillos de los docentes que queremos que nuestra profesión tenga como eje la ciencia y la investigación. Así revaloraremos nuestra tan golpeada profesión. También, acordarles que ahora que sus nombres son públicos sigan estudiando y trabajando con más ahínco, porque, ahora que se prevé que las evaluaciones serán anuales, seguramente otros docentes tratarán de ocupar los puestos que ahora ocupan. Suerte, y a trabajar por el Perú.
Con especial reconocimiento felicitamos a Alberto Yampufe Requejo, Ana Bravo Llaque, Julio Rentería Corrales, Silvia Deza Alcántara, Noemí Carpio de la Cruz, Javier Benítez Luís, Raúl Mucha Montoya, Liler Acuña Regalado e Irene Vilca Sauri colegas que ocuparon los 10 primeros puestos a nivel nacional.
CARIDAD, OLMEDO: ¡YA NO SON INTERLOCUTORES VALIDOS DEL MAGISTERIO PERUANO! YA NO TIENEN MORAL
En los últimos días Olmedo Auris y Caridad Montes se han mostrado “arrepentidos” de su DESASTROSO accionar político y gremial frente a la evaluación censal, ahora quieren pedir “disculpas” a los padres de familia. Es decir, ahora reconocen que “no la vieron”, a pesar que todo el país demandaba la evaluación.
En realidad, la evaluación censal fue una improvisación del gobierno aprista, según fuentes del Ministerio de Educación, porque no existía un plan de mayor alcance en torno a la situación educativa del país. Pero, al plantear la evaluación censal el ministro Chang y el Alan García se legitimaron ante el país gracias a la gran miopía y torpeza de los dirigentes del Sutep y de la dirección política de Patria Roja. Luego de un vacío de dos meses después de planteado la evaluación, se deduce que el gobierno ha elaborado un plan de mayor alcance, que puede realizarse con otra ofensiva política porque el magisterio tiene a una dirigencia quebrada moral y políticamente. Eso lo saben Caridad, Soledad, Olmedo, Luberliz, A. Moreno, etc. conspicuos dirigentes de Patria Roja.
Con su gran torpeza política, Patria Roja ha cavado su propia tumba en el magisterio, y, como es lógico, se resisten ante su muerte política. Esa muerte política puede darse si suceden los siguientes hechos.
1. Si, en el próximo Congreso Ordinario del SUTEP, Caridad Montes y directiva, y con ellos, Patria Roja, salgan cuestionados por la desastrosa conducción política y gremial. Si esto es así, seguramente saldrá elegido un nuevo Comité Ejecutivo Nacional sin la influencia de Patria Roja.
2. Si, los docentes, en su gran mayoría, reconocen a Carlos Gallardo como el Decano del Colegio de Profesores del Perú, desoyendo la labor paralelista de la militante Soledad Lozano. Así, Patria Roja perdería su gran sueño de conducir el Colegio de Profesores.
3. Si, el gobierno, dentro de su plan, plantea la Reorganización de la Derrama Magisterial, con el propósito de arrebatarle la dirección política de esta institución.
Así, sin el SUTEP, sin el Colegio y sin la Derrama Magisterial, Patria Roja no sería nada. No tendrían de dónde sustentarse política, académica, social y económicamente, llevándolos a una muerte política segura.
Frente a esta amenaza evidente, Patria Roja cambia de estrategia: “Pedir disculpas”, “reconocer sus errores”, “buscando el diálogo”, esto para cumplir tres objetivos de supervivencia política:
1. Seguir presente en el próximo Comité Ejecutivo Nacional del SUTEP, por lo menos admitiendo aliados, dejando de lado la conducción absolutista como se caracterizaron en estos últimos 30 años.
2. Proseguir por vía judicial la disputa por el Colegio de Profesores del Perú, sin mayores aspavientos. Si aquí ganan por la vía judicial, sería su islote de supervivencia en caso pierdan la dirección del SUTEP.
3. Negociar con el gobierno, con el llamado “diálogo” para mantenerse presente en la Derrama Magisterial, quizás permitiendo una mayor apertura democrática. Para ello trata de dar una imagen de transparencia, eficiencia y honestidad con sus comunicados públicos en los medios de información.
Pero, qué opinamos los maestros frente a todo esto.
Lo haremos mediante una pequeña historia:
Frente a dos caminos que se bifurcan, un chofer de ómnibus tiene que tomar una decisión: el primero, nos conduce por una pista hacia un moderno puente que nos hará cruzar el río caudaloso; el segundo, nos conduce por un camino carrozable sin puente que antiguamente se usaba para pasar el río. Hay lluvia, truenos, granizada, vientos fuertes. Todos los pasajeros están con temor por el clima. Todos saben que hay un puente recientemente construido por el gobierno. Entonces, la mayoría de pasajeros dicen: ¡Chofer…. Vamos por el puente!, un grupito de pasajeros dicen: ¡no sean ciegos, no saben acaso que ese puente que hizo el gobierno está mal hecho, segurito que si pasamos por allí, el puente se parte y nos caemos al río, vayamos por el mismo sitio de siempre!.
Los pasajeros dicen. ¡Chofer… vamos por el puente, tenemos que llegar temprano a casa, nos esperan nuestros hijos y nuestras familias!. Entonces, el chofer (en este caso una mujer chofer) escucha a un grupo de viejitos: ¡Siempre nosotros hemos viajado por este camino, a pie, a caballo, y cruzando el río hasta con carro, nunca nos ha sucedido nada, para qué vamos utilizar ese puente, si es verdad que está mal hecho todos nos vamos a morir, vamos por este camino!. Entonces, la mujer reflexionando dice: ¡Vamos a solicitar al gobierno garantías que ese puente está bien hecho, si no nos dan las garantías entonces iremos por el camino de siempre!. Los pasajeros dicen: ¡Qué garantías, ni qué garantías…mi familia espera!
Entonces, los pasajeros empiezan a bajar del ómnibus y se dirigen a cruzar por el puente, todos se abrigan convenientemente con lo que tienen para protegerse de la lluvia, del granizo y del viento. Por fin, cruzan el puente, tranquilos llegan a sus hogares, mojados pero contentos.
Cuando el ómnibus, empieza a dirigirse al viejo camino para cruzar el río furioso y caudaloso, el constructor del puente se dirige a los pasajeros que se quedaron en el ómnibus: ¡Señores, el puente está bien hecho, es más seguro, pasen por aquí. No crucen por ese camino viejo, el río está cargado, puede voltearse el ómnibus y el gobierno no podrá salvar sus vidas por su irresponsabilidad, porque estará ocupado ayudando al pueblo y reparando los desastres!
Algunos pasajeros se asustaron, se bajaron del ómnibus, volvieron con duras penas a la bifurcación, se dirigieron al puente y por fin lo cruzaron en esta segunda oportunidad.
La chofer agitada por el grupito de pasajeros suicidas y aconsejada por los viejitos de siempre, decide cruzar el río tratando de soportar la fuerza de las aguas caudalosas. El vehículo siente la fuerza de las aguas que penetran en el interior, todos sienten las aguas frías que empiezan a congelarles los pies. El viejo ómnibus empieza a ladearse, ya no tiene dirección, la fuerza de la chofer disminuye, no puede controlar el timón. Ya el agua, está en el pecho de los pasajeros. Los pasajeros suicidas enmudecen, ya no dicen nada… , entonces, uno de los viejitos, viendo que todo el carro está inundado y empieza a voltearse por la fuerza furiosa de las aguas, dice: ¡Creo que mejor hubiéramos ido por el puente, era más seguro! Ya era tarde.
El ómnibus, se voltea y es tragado por las aguas furiosas del río. Todos tragan agua, hay muertos y heridos. No habían llegado ni al centro del río. Los sobrevivientes, entre ellos la chofer, volvieron nuevamente al lugar de donde partieron su aventura. Mojados, maltrechos, contusos y heridos, tomaron el camino a la bifurcación y a duras penas llegaron al puente. Allí encontraron un letrero: ¡Cerrado por mal tiempo!. El mal tiempo había hecho aumentar considerablemente el caudal del río como nunca había pasado, los vientos habían arrancado árboles que ahora obstruían la pista, habían inundaciones que tenían a las autoridades trabajando a lo largo del camino.
Entonces, este pequeño grupo de pasajeros y la chofer dijeron: ¡Vamos a dialogar con el gobierno, no puede ser posible que nos dejen aquí, sin salvarnos, merecemos llegar a casa, estamos mojados, maltrechos. Vamos conversar con el gobierno para que en la entrada del puente haya un letrero que garantice que el puente esté bien hecho. Ahora, cuando lleguemos al pueblo, vamos a pedir disculpas por que no vimos que era más seguro ir por el puente! La chofer y su ayudante dicen: ¡Si no nos disculpamos seguramente no nos contratan de nuevo, entonces, mis hijitos sufrirán de hambre!
Se olvidaron de los muertos, se olvidaron del maltrato que hicieron a los pasajeros.
¿El pueblo confiará que la chofer siga manejando el ómnibus del pueblo o la despedirá?
¿El pueblo escuchará a los viejitos “consejeros” que creen que los viejos tiempos eran mejor?
¿El pueblo aprovechará estos tiempos tormentosos para reconstruir su ciudad, más hermosa y admirable que antes?
¿Qué será de los pasajeros suicidas?
¿Qué dicen ustedes, señores lectores?
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